Keeping Christ in Christmas By Feeding the Littlest Ones

12-18-2022AllInternational Catholic Stewardship Council

The wonderful joy we feel in December as we await the coming of the Christ child is not so joyful for the millions of children in the United States who will go hungry this Christmas.

In every community in the United States where a county election commission announced the results of last month’s historic elections, children woke up hungry. They spent the day hungry. They went to bed hungry. In fact, more than 8 million children go to bed hungry every night.

As many as 17 million children nationwide are affected by food insecurity, a phenomenon defined by experts as inconsistent access to enough nutritious food to live a healthy life.

The consequences and costs of child hunger are severe. Research shows that lack of nutrition can permanently alter a child’s brain architecture, stunting intellectual capacity and a child’s ability to learn and interact with others. With hunger comes more frequent sickness and higher healthcare costs not to mention the resulting societal costs later on.

Many children will not enjoy a bountiful meal on Christmas day, or any day, and for many, there may be no festivities, no tree, no gifts. Christian stewards understand the obvious paradox as they celebrate the Incarnation of Christ as an innocent child.

Finding comprehensive remedies to hunger in the United States and worldwide is complex, subject to debate, and transcends politics and ideologies. But what is not subject to debate in Catholic social teaching is that Catholics don’t let children go hungry. Good stewards are motivated by the words of Saint Teresa of Calcutta: “Do not wait for leaders; do it alone, person to person.”

Like the Good Samaritan, good stewards do not avert their eyes from the needs of the littlest ones who suffer in our own communities and neighborhoods. They know they are called to reach out. Saint Teresa of Calcutta also said: “If you can’t feed a hundred people, then feed just one.” One way to keep Christ in Christmas is to Be Christ to a hungry child.

Mantener a Cristo en la Navidad Alimentando a los Más Pequeños

La alegría maravillosa que sentimos en diciembre mientras esperamos la venida de Cristo niño no es tan gozosa para los millones de niños en los Estados Unidos que pasan hambre esta Navidad.

En cada comunidad en los Estados Unidos donde un comité electoral del condado anunció los resultados de las elecciones históricas del mes pasado, los niños despertaron hambrientos. Fueron a la cama hambrientos. De hecho, más de 8 millones de niños van a la cama hambrientos cada noche.

Tantos como 17 millones de niños en el mundo son afectados por la inseguridad de alimentos, un fenómeno definido por los expertos como “acceso inconsistente a los alimentos suficientemente nutritivos para vivir una vida saludable.”

Las consecuencias y los costos del hambre en los niños son severos. Las investigaciones nos muestran que la falta de nutrición puede alterar permanentemente la arquitectura del cerebro de los niños, atrofiando la capacidad intelectual y la habilidad para aprender e interactuar con otros. Con el hambre, viene con mayor frecuencia la enfermedad y los costos más elevados del cuidado de la salud, sin mencionar los costos sociales que resultan más tarde.

Muchos niños no disfrutarán una generosa comida el día de Navidad, o ningún día, y para muchos no habrá festividades, ni árbol, ni regalos. Los corresponsables cristianos entienden la paradoja obvia cuando celebran la Encarnación de Cristo como un niño inocente.

Encontrar soluciones integrales para el hambre en los Estados Unidos y en el mundo es complejo, sujeto a debate, y trasciende la política y las ideologías. Sin embargo, lo que no está sujeto a debate en la enseñanza católica es que los católicos no dejen con hambre a los niños. Los buenos corresponsables son motivados por las palabras de la Beata Madre Teresa: “No esperen por líderes; háganlo solos, de persona a persona.”

Como el Buen Samaritano, los buenos corresponsables no apartan la vista de las necesidades de los más pequeños que sufren en nuestras comunidades y vecindarios. Saben que son llamados para llegar hasta ellos. La Beata Madre Teresa dijo también: “Si usted no puede alimentar a cien personas, entonces dé de comer sólo a una.” Una manera de mantener a Cristo en la Navidad es ser Cristo para un niño hambriento.

BACK TO LIST