Christ and the Spirituality of Work

09-04-2022NewsAn Article from International Catholic Stewardship Council

On the first Monday of September, the U.S. observes Labor Day, a celebration of the strength and contributions of the nation’s work force. The holiday goes back many years. Congress passed an act establishing it in 1894, and it was promoted by labor unions as they grew in power.

Labor unions have experienced a decline in recent years, but their ascendancy in late 19th century and early 20th century America contributed to a growing middle class and safer working conditions for all.

For many Americans, Labor Day weekend is a celebration of summer’s finale, a last hurrah of cook -outs and recreation before vacation time ends and the reality of school, parish committees and snow shovel sales looms. But for the Christian steward, Labor Day should also be a time to pause and reflect on our own work, the work of others in our economy, and what it means for our spiritual growth and the growth of the Kingdom of God.

Work isn’t separated from our spirituality, but should be a conscious part of it. The Lectionary even provides special readings for Labor Day, and one of them is from Colossians 1:24 – 2:3 in which St. Paul describes the source of his strength as Christ’s “power working within me.” Paul is able to achieve his tremendous effort by his reliance on Christ. And his endeavors were tied to his desire to serve Christ in all things. Does this ring true for our own working environment? Does Christ occupy a place in our workday, in the marketplace? Or do we sometimes feel a disconnect, as if our faith is compartmentalized into another realm of our life, not integral to our work life?

Today, in America and other parts of the world, income disparity has become an increasing fact of life. Many people in the U.S. must labor at two jobs just to keep a roof over their heads. Some of the working poor must choose between food and medication. Where are we in this shifting economy? If we are doing well, do we think of our responsibility to the poor and to promoting a fair and just system? If our work feels lifeless and without purpose, do we consider our need to strengthen our relationship with Christ by our labor? As we enjoy summer’s final fling, keep in mind that laborers should be partners in the work of God on this earth, and ask, how does my work fit into God’s plan?

Cristo y la Espiritualidad del Trabajo

El primer lunes de septiembre, se celebra el Día del Trabajo en los Estados Unidos, una celebración del esfuerzo y contribución de la fuerza de trabajo de la nación. La fiesta data de muchos años atrás. El Congreso aprobó una ley estableciéndola en 1894, y esta fue promovida por los sindicatos de obreros que crecían en poder. Los sindicatos de obreros han experimentado una decadencia en los últimos años, sin embargo en la América de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, su ascendencia contribuyó al crecimiento de la clase media y a las condiciones de trabajo más seguras para todos.

Para muchos americanos, el fin de semana del Día del Trabajo es una celebración del fin del verano, un último hurra de comidas al aire libre y de recreación antes de que terminen las vacaciones y surja la realidad de la escuela, las comisiones parroquiales y la venta de las palas para la nieve. Pero para el corresponsable cristiano, el Día del Trabajo debe ser también un tiempo para hacer una pausa y reflexionar sobre nuestro propio trabajo, el trabajo de otros y nuestra economía, y lo que significa para nuestro crecimiento espiritual y el crecimiento del Reino de Dios.

El trabajo no está separado de nuestra espiritualidad, sino que debe ser una parte consciente de ella. El Leccionario provee lecturas especiales para el Día del Trabajo, y una de ellas es la de Colosenses 1:24 - 2:3 en la cual San Pablo describe la fuente de su fortaleza como “el poder de Cristo trabajando dentro de mí.” Pablo es capaz de lograr su tremendo esfuerzo por su confianza en Cristo. Y sus esfuerzos estaban unidos a su deseo de servir a Cristo en todas las cosas. ¿Esto suena verdadero para nuestro propio ambiente de trabajo? ¿Ocupa Cristo un lugar en nuestro día de trabajo en el mercado laboral? ¿O algunas veces nos sentimos desconectados, como si nuestra fe estuviera en otro compartimento de la realidad de nuestra vida y no como parte integral de nuestra vida de trabajo?

Actualmente, en América y otras partes del mundo, la disparidad en el ingreso se ha convertido en una creciente realidad de la vida. Muchas personas en Estados Unidos deben trabajar en dos empleos para mantener un techo sobre su cabeza. Algunos de los trabajadores menos afortunados deben elegir entre alimento o medicina. ¿Dónde estamos nosotros en esta economía cambiante? Si estamos bien, ¿pensamos nosotros en nuestra responsabilidad por el pobre y promovemos un sistema equitativo y justo? Si nuestro trabajo se siente sin vida y sin propósito, ¿consideramos la necesidad de fortalecer nuestra relación con Cristo por nuestro trabajo? Mientras disfrutamos la última aventura de verano, tenga en mente que los trabajadores deben ser socios en el trabajo de Dios en la tierra, y pregúntese, ¿cómo encaja mi trabajo en el plan de Dios?

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